Fecha:10 septiembre, 2015 Categoría

Este encargo de la fe, ha sido realizado en madera de cedro real y tiene como punto de partida una antigua dolorosa de escayola rescatada del almacén de una sacristía.

Para su hechura he corregido parte de las asimetrías faciales y adecuado los rasgos de expresión. He definido el área bucal, redibujando los labios, abriéndolos ligeramente para que permitan exhalar de vida la fe cristiana de su mecenas. En cuanto a la mirada, aunque queda vendada, se le han incorporado ojos de cristal y pestañas de pelo natural por expreso deseo de su propietario. El resto de la cabeza, a falta de una resolución clara en el modelo, se ha optado por tallar el cabello largo. El peinado describe dos guedejas que enmarcan el rostro y que escapan a un medio recogido en forma de trenza. Ambas trenzas circunscriben la cabeza hasta unirse en la parte trasera en forma de una pequeña coleta. Todo se ha tallado de tal forma que el vestido queda recogido  bajo el pelo. Así mismo se han perforado los lóbulos para una posible incorporación de pendientes.

Iconografía

El concepto principal de la virtud teologal de la fe dice que esta es ciega. La estética en la historia ha hecho que los artístas opten por representar esta virtud con los ojos vendados. Porta en sus manos dos de sus atributos más habituales: el cáliz eucarístico en la izquierda y la cruz del cristianismo en la derecha.

La complexión general de la figura responde a la de una mujer joven en plenitud física. Se alza con el paso adelantado, dando la impresión de un movimiento estático, ya que ambas plantas de los pies se mantienen pegadas al suelo. Al mismo tiempo se apoya en un bastón terminado en cruz. Un movimiento asociado al avance seguro que la fe aporta al devoto.

En cuanto al vestido,  el color blanco ha sido asociado a las representaciones de la fe por sus connotaciones pacificas y de pureza, optándose en un primer momento por una túnica hueso, con la incorporación de un manto blanco que cruza por la espalda sostenido por ambos brazos. Por último se le ha calzado con sandalias elaboradas con tiras de cuero que se entrelazan hasta la parte baja de la rodilla.

Toda la figura descansa sobre una base con inscripciones en los cuatro lados. En tres de ellos se puede leer la oración: “La Fe es nuestra esperanza”, en español, latín y hebreo, habiendo una cuarta inscripción dedicada a la sanación de una dura enfermedad padecida por uno de los miembros familiares y situada en la cara trasera.